La Federación de Gremios de Editores de España acaba de presentar una nueva edición del informe Hábitos de lectura y compra de libros en España. Con este ya son tres años consecutivos -recordemos que entre los años 2013 y 2016 dejó de publicarse- que la Federación ofrece los resultados anuales de un estudio que inició el año 2010, de la mano de la consultora Conecta.
Lo primero que llama la atención de esta nueva edición es la brevedad: de las 115 páginas del informe anterior hemos pasado a las 34 de la actual. En términos generales, la estructura es la misma, a excepción de los apartados Antecedentes y Objetivos, Metodología y Principales conclusiones que, por algún motivo que desconocemos, y que cuesta de entender, han decidido eliminar. Más allá de esta supresión, la disminución del número de páginas es fruto de una reducción significativa del volumen de datos aportados y de un análisis de estas mucho menos detallado. Por todo ello, se tiene la sensación de estar leyendo el resumen ejecutivo de un informe más extenso, en el mejor de los casos, o los resultados de un estudio de menor profundidad, en el peor.
Para ilustrar el alcance de este cambio de criterio en la elaboración del informe basta recurrir al que es presentado como el perfil del lector frecuente de libros en este año 2019 y que ha sido reproducido en varios medios para resumir los resultados obtenidos: