Informe sobre lectura y compra de libros en España (2018)

25 de febrero de 2019

por Joan Carles Navarro

 

 

 

La Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) acaba de publicar el informe Hábitos de lectura y compra de libros en España – 2018. La consultora encargada del informe vuelve a ser Conecta, que ya se hizo cargo de la edición del año 2017 y anteriores.

Estas dos ediciones, las de 2017 y 2018, son las primeras que se publican desde que la FGEE interrumpió la elaboración del informe, en el año 2012. Vale la pena remarcarlo porque este vacío de cuatro años – de 2013 a 2016- imposibilita analizar en detalle cuál ha sido la evolución anual de algunos de los parámetros que se analizan, hecho especialmente importante en un momento en que la crisis vivida por el sector cultural, y el editorial, puede justificar o camuflar tendencias «reales» en cuanto a hábitos lectores o de compra de libros. En el peor de los casos, sin embargo, esta falta de datos anuales puede conllevar extraer conclusiones erróneas cuando no distorsionadas o interesadas, según el gusto o sesgo del consumidor. Volveré a ello más adelante. Como dato adicional, sólo añadir que entre los años 2000 y 2009 este informe presentaba resultados de forma trimestral, y que a partir de 2012 debía tener carácter anual. En cualquier caso, y dicho esto, bienvenida sea esta nueva edición del informe.

En cuanto a la muestra consultada para elaborar el estudio, se ha trabajado con una población de 4.800 personas de 14 años o más (casi un 25% inferior a la población del estudio de 2012, que fue de 6.380 personas), entrevistadas durante los meses de octubre y noviembre de 2018. En cuanto a la composición de la muestra, edades, género, nivel de estudios, no presenta diferencias significativas respecto a ediciones anteriores. Sí es cierto, sin embargo, que resulta extraño que en un estudio que dedica un apartado específico a la Lectura en adolescentes este segmento de población sea, año tras año, el menos representado.

Como ya es habitual, el estudio diferencia entre «lectores frecuentes» (personas que leen al menos una vez a la semana), «lectores habituales» (los anteriores más los que leen al menos una vez al mes), «lectores ocasionales» (los que leen libros -el subrayado es mío- una vez al mes o al trimestre como mínimo) y los» no lectores » (no leen libros o no lo hacen casi nunca). Cabe destacar el subrayado ya que la lectura tiene un espectro muy amplio -el mismo informe asegura que recoge la lectura por motivos laborales y / o de estudios, la lectura de temas de actualidad (prensa y revistas) y la realizada en diferentes soportes de lectura- y, sin embargo, sólo lo especifica en la definición de las categorías «lector ocasional» y «no lector». Esta falta de precisión dificulta, en ocasiones, la interpretación de los resultados y puede inducir a confusión.

En cuanto a la presentación de resultados, el estudio mantiene la estructura de la edición anterior si bien incorpora como novedad un capítulo específico dedicado a la audiolibro y otro titulado Actitudes hacia la lectura, en el que presenta cuál es la percepción de los encuestados hacia el hecho de leer, expresada mediante opiniones más o menos favorables como «Leer contribuye a tener una actitud más abierta y tolerante» (recogida por el 88% de la población) o «Hay muchas actividades de ocio más entretenidas que leer «(con un 58.6% que se muestra de acuerdo). En este sentido, y pensando precisamente en el fomento de la lectura, se echa de menos una identificación o un análisis más detallado de estas «otras actividades», detalle que sí ofrece el informe en la valoración de otros aspectos como, por ejemplo, cuál es el uso de recursos informáticos por parte de los usuarios de bibliotecas. La novedad del audiolibro, por otra parte, queda patente en la extensión del capítulo (una sola página) y en los resultados obtenidos en la encuesta (el 97.6% manifiesta no escuchar un libro nunca o casi nunca). Será interesante ver qué evolución presenta en los próximos años.

Volviendo a las tendencias habituales objeto de estudio, sin embargo, algunas de las conclusiones más destacables son las siguientes:

• El porcentaje de lectores crece de forma continuada: del 92.0% en la edición de 2012, al 94.7% en 2017 y el 96.1% en 2018. Atendiendo a la definición de lector como aquel que «lee algún tipo de material en cualquier formato o soporte, ya sea impreso o digital, al menos una vez al trimestre «, se hace extraño este 3.9% que no lee nunca o casi nunca.
• El porcentaje de lectores de libros en tiempo de ocio (el informe diferencia esta de la lectura por trabajo o estudios) no ha dejado de crecer desde 2010.
• Se incrementa, como era de esperar, la lectura de páginas web y blogs. Curiosamente, la lectura de redes, anteriormente sólo evaluada en el informe del año 2017, presenta una ligera disminución. En este sentido, cabe preguntarse si Instagram, por ejemplo, basada en la difusión de imágenes y con una popularidad que no deja de crecer, ha figurado entre las lecturas de redes consideradas por los encuestados.
• Se reduce la lectura de prensa y revistas, si bien la lectura de periódicos sigue dominando claramente las preferencias de lectura para un 73.9% de la población (la lectura de libros se sitúa en un 67.2%). La lectura de revistas presenta la bajada más grande (14 puntos), aunque, una vez más, convendría conocer qué entienden los encuestados por ‘revista’, y si, a la hora de responder, han considerado las que se editan en formato digital.
• El informe argumenta un aumento de 7 puntos en 10 años, en cuanto a número de lectores que leen libros a diario o casi, en su tiempo libre (del 25.6% de la población al 32.6%). Sin embargo, quizás lo más destacable sea el incremento respecto al año anterior, que fue de 2.7 puntos, muy superior a la media interanual, y que debería esperanzar al sector. De no hacer esta lectura, tendremos que concluir que este incremento, en los últimos seis años, sólo ha sido de 1.4 puntos.
• En el informe se separan los datos de compra y lectura de libros. Resulta interesante hacer la comparativa de cuáles son las materias del último libro que han leído y han comprado los encuestados:

Resulta decepcionante ver cómo, una vez más, la literatura infantil y juvenil es vista como un todo, sin posibilidad de segmentar por géneros -a la manera como se hace en la lectura de adultos, lo que no permite ningún análisis de cuáles son las preferencias de los jóvenes lectores.

  • La media de número de libros comprados es de 10.3 libros por lector, superior a los 9.4 del 2017 pero exactamente la misma que ya se había alcanzado en el año 2012. Igualmente, aumenta el porcentaje de población que ha comprado un libro durante el último mes, que se sitúa en el 43.2%, pero es todavía inferior al obtenido en 2012, que era del 50%.
  • Aunque el informe apunta a un crecimiento notable del número de lectores de libros y que éste está en función del nivel de estudios (a más estudios, más lectores), hay que precisar que este crecimiento sólo es tal respecto al año 2017. Si comparamos los datos de 2018 con los resultados del 2012, este aumento sólo se da entre los lectores con estudios hasta primaria. El porcentaje de lectores de libros con estudios de secundaria y universitarios sigue por debajo de las cifras alcanzadas entonces.
  • En cuanto a la lectura en soporte digital, el 78.4% de la población lee contenidos en algún dispositivo, y de éstos, la mayoría son lectores frecuentes, ratio que aumenta año tras año. Los «más lectores digitales» no se traducen, sin embargo, en «más lectores totales», lo que parece indicar un trasvase de lectores del papel al digital.
  • Del mismo modo, el porcentaje de lectores de libros en soporte digital se incrementa hasta el 28.7% de la población.
  • En cuanto a dispositivos, es importante destacar el incremento sustancial del móvil como dispositivo de lectura (los nuevos formatos de pantalla deben de tener algo que ver al respecto), en detrimento del ordenador y la tableta (tablet), que ven disminuir el números de usuarios lectores.
  • Si nos centramos en el lector digital (el E-Reader), figura como el último de los dispositivos en el orden de preferencia de los lectores «generalistas», mientras que es el elegido mayoritariamente por los lectores de libros. No obstante, en todos los casos sigue aumentando el número de usuarios de E-Readers.
  • Por otra parte, del estudio se desprende que los lectores en soporte digital son lectores más intensivos que los que lo hacen exclusivamente en papel, leen más libros y tienen más libros «en casa» (habrá que ver qué sentido tiene este dato cuando los libros están en la nube).
  • El informe no incluye datos relativos al préstamo de libros digitales de las bibliotecas. Sería bueno incluirlos en las próximas ediciones.

Por último, dos datos que no pueden dejar de sorprendernos y que son sintomáticos, también, del cambio de modelo que ha sufrido el ecosistema del libro:

  • Sólo el 5.5% de los lectores de libros recurre a la librería a la hora de buscar información sobre libros. Si hablamos de bibliotecas, este porcentaje baja hasta el 3.1%. Conocidos, amigos y familiares, redes sociales y webs especializadas son los canales de información escogidos para la gran mayoría.
  • En cuanto a los factores que intervienen en la decisión de compra de un libro, el último a considerar por parte de los lectores, después de la temática, el autor, la familia o amigos, etc., es la editorial que lo publica. Sería interesante conocer los resultados de un estudio restringido a lectores de algunas de las editoriales independientes que han surgido últimamente y que son, por sí mismas, garantía de buenas lecturas.

Como en otras ediciones, el informe de Hábitos de lectura y compra de libros en España viene cargado de datos y gráficos que permiten segmentar y comparar los resultados en función del género, la edad o el nivel de estudios de los lectores. También añade un ranking de los títulos y autores preferidos y más leídos, y un apartado final a modo de resumen de conclusiones. Sin embargo, exige una lectura atenta si queremos extraer conclusiones válidas. Algunas de las apuntadas en este artículo pueden dejar una sensación agridulce, sobre todo en aquellos parámetros en los que los resultados obtenidos, a pesar de mejorar los del año anterior, no superan o son equivalentes a los presentados en el informe del año 2012. ¿O quizás debemos leerlo como la confirmación definitiva de la recuperación del sector? Esperamos las próximas ediciones para poderlo dilucidar.

 
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Autor / Autora
Tutor y colaborador docente del Máster de Edición Digital